Reducción de emisiones: la Argentina va lento en comparación al resto de los países del G-20
Un estudio internacional sostiene que nuestro país ha quedado rezagado y necesita, entre otros aspectos, profundizar su transición energética.
La Argentina es muy vulnerable al cambio climático pero la trayectoria de sus emisiones no está en línea con los esfuerzos globales para limitar el aumento de la temperatura planetaria en 1,5°C. Así lo asegura un informe elaborado por la organización Climate Transparency, llamado Brown to Green Report, que analiza el comportamiento de los países del G-20 en materia climática y compara los esfuerzos realizados por todos sus miembros. Se trata de una asociación global que reúne a expertos y ONG de los países miembros, con el fin de que aumenten sus metas y compromisos respecto al cambio climático.
El informe resalta que el país debería limitar sus emisiones a 205 MtCO2e (toneladas métricas de dióxido de carbono, una unidad métrica utilizada para comparar las emisiones) para 2030 y mantenerse por debajo de 55 MtCO2e para 2050 para ser compatible con el escenario 1,5°C del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC). Sin embargo, según el plan presentado por el Gobierno a la Convención de Cambio Climático de las Naciones Unidas (UNFCCC), Argentina emitirá 422 MtCO2e en 2030, más del doble de lo necesario para evitar una catástrofe planetaria irreversible.
«Los subsidios a los combustibles fósiles en Argentina son una de las mayores trabas para descarbonizar las economía. A pesar de los grandes desarrollos en energía renovable, Argentina no está en camino de revertir sus emisiones antes de 2030, y está proporcionando los más altos subsidios a los combustibles fósiles por unidad de PIB en el G20. En 2020 el país necesita mejorar sustancialmente las medidas para fortalecer su compromiso climático», apunta Enrique Maurtua Konstantinidis, de Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
En la actualidad, los países del G-20 son responsables de dos tercios de las emisiones globales. Pese a que Argentina está entre los que menos emite de ese conjunto, sus esfuerzos por reducir las emisiones y alcanzar las metas propuestas estuvieron por debajo de la performance de los demás países. «Argentina no es de los países que más contamina pero tampoco de los que menos, en relación a su propia economía», explica Maurtua Konstantinidis. «Dentro del mundo del G-20 estamos entre los que debemos adoptar medidas que apunten a las energía, ya sea su explotación, su uso y el transporte, como al uso de suelo. Tanto en la preservación de los bosques nativos como a mitigar las emisiones del sector agrícola», dice.
¿Cuáles son los cambios que debería adoptar el país y que propone el informe? Cambios en la explotación y suministro de energía, el retiro progresivo de los subsidios a los combustibles fósiles; cambios estructurales para que el sector de la construcción aporte una mayor eficiencia energética de los edificios que permita reducir las emisiones; invertir en el desarrollo de energía limpia, detener la expansión de la frontera agrícola sobre el bosque nativo, restaurar áreas deforestadas, introducir cambios en la agricultura para minimizar el aporte de las emisiones del sector, reduciendo el uso de fertilizantes, introduciendo cambios en la dieta y promoviendo una mayor agricultura ecológica, entre otros.
¿Por qué Argentina es muy vulnerable al cambio climático? El informe señala que en promedio, se producen 28 muertes y pérdidas por un valor de 984 millones de dólares anuales debido a fenómenos meteorológicos extremos. Con el calentamiento global, las áreas urbanas y la producción agrícola están cada vez más expuestas a eventos climáticos severos, costos crecientes y rendimientos decrecientes. Con un calentamiento de 3°C, Argentina experimentaría alrededor de 35 días al año cuando las temperaturas alcanzan más de 35°C.
Estas cifras son particularmente relevantes porque el año que viene entrará en vigor el Acuerdo de París, cuyo objetivo es mantener a raya el aumento de la temperatura mundial en 1,5C. Según el tratado, cada país debe presentar en 2020 una propuesta mejorada de su Contribución Nacionalmente Determinada (o NDC) que exhiba mucha mayor ambición.
El secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Sergio Bergman, hizo una defensa de las políticas del actual gobierno. «Durante nuestra gestión duplicamos el aporte de energías renovables al sistema energético. Y frente a los logros alcanzados en el G-20, sumamos nuestro compromiso para la descarbonización. La Argentina se inscribe entre los países que se comprometen a descarbonizarse para 2050», aseguró.
¿Qué ocurre en los países del G20?
Las mayores economías del mundo siguen aumentando sus emisiones de carbono, en vez de reducirlas. El Brown to Green Report encontró que las emisiones relacionadas con la energía se dispararon un 1,8% en 2018 debido al aumento de la demanda. El suministro de energía no se está volviendo más limpio en todo el G20: a pesar de un aumento de más del 5% en el suministro total de energía renovable en 2018, la participación de los combustibles fósiles en la combinación energética del G20 sigue siendo del 82%.
Para dominar la crisis climática, sin embargo, la proporción de combustibles fósiles debe reducirse al 67% de la energía primaria total mundial para 2030 y al 33% para 2050. Y las emisiones mundiales de Gases de Efecto Invernadero (GEI) deben ser un 45% inferior a los niveles de 2010 y llegar a cero para 2070. En Argentina, los combustibles fósiles representan el 86% del mix de energía primaria (incluyendo energía, calor, transporte, etc.). Si bien las energías renovables han comenzado a despegar lentamente, el uso del gas ha aumentado considerablemente también.
Fuente:
– La Nación / Evangelina Himitian