Por el calentamiento global, la extinción del oso polar entra en cuenta regresiva

Un nuevo informe asegura que la población podría desaparecer para el 2100. El aumento de las temperaturas ha puesto en una situación límite al legendario animal de las nieves, cuyo hábitat cada vez se derrite más y en menor tiempo.

 

Por Manuel Casado

Los osos polares utilizan las placas de hielo que flotan en el mar como una plataforma para cazar. Sin embargo, con el sostenido aumento de las temperaturas globales, estas se derriten con mayor facilidad y hacen cada vez más dificultosa su técnica para alimentarse. A este ritmo, de acuerdo al último estudio publicado en la revista especializada Nature Climate Change, la especie podría desaparecer en los próximos 80 años.

“Casi todas las 19 subpoblaciones de osos polares, desde el Mar de Beaufort frente a Alaska hasta el Ártico siberiano, se verían aniquiladas porque la pérdida de hielo marino obligaría a los animales a aterrizar y alejarse de sus suministros de alimentos durante períodos más largos”, indicaron los investigadores, quienes subrayan que el hielo marino del Ártico –del que dependen para cazar focas y peces– se está derritiendo cada vez antes en primavera y se forma cada vez más tarde en otoño.

Los osos confían en el hielo como plataforma para atrapar focas —su presa preferida— porque no son nadadores lo suficientemente hábiles como para cazarlas en aguas abiertas.

En las últimas dos décadas, estos icónicos plantígrados de las nieves debieron moverse largas distancias para quedarse en las zonas heladas, que retroceden a pasos agigantados por culpa de los gases de efecto invernadero que recalientan el planeta. Hoy, especialmente en el sur de su área de distribución, los osos sufren de desnutrición. Sobre todo, las hembras. El ayuno prolongado y la lactancia materna reducida para los cachorros, provocaría una disminución rápida de la reproducción y la supervivencia.

En la Bahía de Hudson, la parte con mayor presencia de osos polares del mundo, redujo su población un 30% en las últimas tres décadas.

Para Peter K. Molnar, investigador de la Universidad de Toronto Scarborough y autor principal del trabajo, “hay muy pocas posibilidades de que los osos polares persistan en cualquier parte del mundo, excepto quizás en el Ártico muy alto en una pequeña subpoblación si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan en los llamados niveles habituales”.

Incluso ante los pronósticos más optimistas, las poblaciones más meridionales se perderán casi con seguridad.

Los osos polares están acostumbrados a largos períodos de sin comer (gracias a la grasa que de las focas que comen) pero necesitan de temporadas de caza sostenida para reunir la energía que les permita reproducirse. Incluso si las emisiones se redujeran a niveles más moderados, se estipula que las poblaciones más meridionales se perderán casi con seguridad. En el mar de Beaufort de Alaska, la población ya descendió entre un 25 y un 50%. En tanto en la Bahía de Hudson, el lugar más al sur habitado por osos polares, se contabilizó una caída del 30% desde 1987.

La mayor parte de los osos polares vive entre Alaska, Estados Unidos, Canadá, Rusia, Groenlandia, Noruega y Dinamarca.

“Las proyecciones son bastante conservadoras. Lo más probable es que el impacto que pronosticamos ocurra mucho antes de lo que sugiere el estudio”, alertó Steven Amstrup, científico de la organización Polar Bears International. Si las emisiones de gas se redujeran, de todos modos, el planeta necesitaría entre 25 y 30 años para estabilizar las masas de hielo debido a la gran cantidad de CO2 que contienen la atmósfera.

Desde 1979, cuando comenzaron los registros por satélite, el Ártico perdió más de la mitad de su volumen de hielo, que ha menguado tanto en extensión total como en grosor. La pérdida de hielo también está haciendo que la región más fría del planeta sea más vulnerable a la acidificación oceánica, otra consecuencia del aumento de dióxido de carbono en la atmósfera. En la actualidad, se estima que allí hoy quedan 25.000 osos polares. “Necesitan el hielo marino para capturar su comida. Hoy no hay suficiente comida en tierra para sostener una población de osos polares”, concluyó Molnar.