Planeta agua: el nivel del mar podría aumentar más de un metro para fin de siglo
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) ha sido contundente. A causa de las actividades humanas que producen el calentamiento global, el hielo se derrite, el mar está subiendo y las especies están migrando. Según el informe, si no se reducen drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, en 2100 el nivel del mar podría aumentar de 60 a 110 cm.
«El planeta azul está en grave peligro en este momento, padeciendo muchos insultos desde muchas direcciones diferentes y es nuestra culpa», señaló Jean–Pierre Gattuso, autor principal y coordinador del nuevo informe del IPCC. Los científicos tienen «certeza casi absoluta» de que los océanos a nivel global han se han calentado sin pausa desde 1970.
El trabajo, que acaba de ser aprobado en Mónaco tras una agotadora sesión de 28 horas, fue elaborado por más de cien científicos de 30 países. Ellos evaluaron lo que se sabe sobre los impactos del cambio climático en los ecosistemas oceánicos, costeros, polares y de alta montaña, y presentaron opciones de adaptación y mitigación. Revisaron más de 6000 publicaciones y recibieron más de 31.000 comentarios de revisores y de 80 gobiernos.
Carolina Vera es argentina, investigadora del Conicet y la UBA en el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA), vicepresidenta del grupo 1 del IPCC y tuvo un papel protagónico en la elaboración del documento. «Tanto los océanos como la criósfera son afectados por el clima y a su vez tienen la capacidad de afectarlo», explica.
El océano absorbió entre el 20 y el 30% de las emisiones de dióxido de carbono inducidas por el ser humano.
Los mares han absorbido más del 90% del calor extra generado por la actividad humana en las últimas décadas, y la velocidad a la que ha incorporado ese calor se duplicó desde 1993. Mientras que antes el nivel del agua subía principalmente por expansión térmica debido al calor, ahora se debe fundamentalmente al derretimiento del hielo en Groenlandia y Antártica.
El documento fue titulado Informe sobre los Océanos y la Criósfera (la superficie de la Tierra cubierta por hielos y glaciares).
El país con representación más numerosa de Sudamérica fue la Argentina, con cuatro investigadores del Conicet: además de Vera, participaron la oceanógrafa María Paz Chidichimo, del Servicio de Hidrografía Naval, el geólogo Federico Isla, director del Instituto de Geología de Costas y del Cuaternario, y la bióloga Valeria Guinder, del Instituto Argentino de Oceanografía.
A más derretimiento de glaciares, mayor nivel del mar
Los océanos y la criósfera regulan el clima global. Los primeros tienen una gran capacidad para retener y liberar calor, por lo que responden en forma diferente de la de la atmósfera a forzantes externos. «El océano absorbió más del 90% del calor generado por la emisión de gases, lo que limitó el calentamiento en otras regiones del sistema terrestre”, destaca Chidichimo.
Pero, según la investigadora, esto tiene consecuencias en los ambientes marinos. “Junto con la acidificación oceánica (producto de la absorción del dióxido de carbono emitido a la atmósfera), la pérdida de oxígeno y los cambios en la disponibilidad de nutrientes, están afectando la distribución y abundancia de los ecosistemas marinos en áreas costeras, en el océano abierto y en las profundidades. Este informe demuestra no solo que las emisiones de gases pasadas y futuras están cambiando los océanos y la criósfera, sino que los efectos van en aumento, si bien difieren entre las diferentes regiones».
La temperatura global causó la acidificación de esas grandes masas de agua y la disminución en profundidad, extensión y duración de la capa de nieve.
Toda la humanidad depende directa o indirectamente de los océanos y la criósfera. Los primeros cubren el 71% de la superficie terrestre y contienen alrededor del 97% del agua. La segunda cubre alrededor del 10% del planeta. Ambos están interconectados con los otros componentes del sistema climático. Alrededor de 670 millones de personas o casi el 10% de la población mundial vive en las altas montañas, pero las proyecciones indican que este número va en aumento, y que para 2050 tal vez crezca un 8 o 9%.
«El reporte muestra que el cambio climático ya causó la disminución en profundidad, extensión y duración de la capa de nieve. En la Argentina, esto afecta a las provincias de la Patagonia, Cuyo, Catamarca y la Rioja, que obtienen de allí su provisión de agua. La nieve que cae en invierno asegura su disponibilidad en el verano, por lo que este proceso tiene impacto en los ecosistemas terrestres y en las especies que habitan en cursos de agua dulce. Estos cambios promueven la aparición de nuevos ecosistemas. Hay especies que están migrando pendiente arriba».
Las olas de calor marinas se duplicaron desde 1982 y se hicieron más intensas.
Según explica la científica, en los Andes de todo el territorio argentino hay zonas en las que disminuye la disponibilidad de agua, mientras en otras está aumentando, algo que resulta positivo para la agricultura. No ocurre lo mismo en los Andes tropicales, donde se reduce la producción agrícola y las proyecciones no son optimistas. “El IPCC anticipa que el decrecimiento de la cantidad de nieve continuará, aunque se reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, con disminuciones de entre el 10 y el 40% entre 2031 y 2050. Esto ya no se puede frenar”, agrega Chidichimo.
Este fenómeno, aseguran los especialistas, ya venía siendo anticipado por los investigadores del Instituto Argentino de Nivología y Glaciología (Ianigla) y ahora el reporte lo confirma para el resto del mundo». La disminución de los glaciares también reduce la estabilidad de las pendientes montañosas, lo que crea condiciones para mayores deslizamientos en algunas regiones y estaciones.
Otra consecuencia del aumento del nivel del mar es que crecerá la frecuencia de eventos extremos, que ocurren durante la marea alta y tormentas intensas. Las regiones más vulnerables son las costeras, y los pequeños estados insulares en desarrollo, que ya están bajo riesgo de inundaciones e invasión de aguas del océano.
Con respecto al aumento antropogénico del nivel del mar se registra a partir de 1993, Isla, coautor del reporte, subraya las graves consecuencias. «Los efectos se ven en lugares como las Maldivas y Bangladesh, y también en las Islas Salomón y la Micronesia, que son arrecifes coralinos en los que ya no se puede cultivar y en los que hasta se plantea alquilar tierra en otros países”.
Este fenómeno, dice, provocará que, irremediablemente, “en la Antártida se empiecen a derretir las plataformas de hielo, lo que contribuirá al aumento del nivel de los océanos. En la Argentina, las sudestadas van a ser más frecuentes y también las inundaciones en la cuenca del Paraná. Algunas ciudades costeras deberían preocuparse de diseñar nuevos sistemas de drenaje para que las aguas sean evacuadas rápidamente. Hoy estamos en riesgo».
Fuente:
– BBC
– La Nación
– Foro Ambiental