ONU: “Si no se respetan la vida silvestre y los ecosistemas tendremos más pandemias”

En un comunicado, ha advertido que el surgimiento del nuevo coronavirus responde a flagelos ambientales. Cada año mueren 2 millones de personas, sobre todo de países subdesarrollados, por enfermedades zoonóticas desatendidas. Una pandemia como la actual, sin embargo, ya ha matado a medio millón en siete mes.

 

Mientras el SARS-COV-2 ha afectado la salud de la humanidad a niveles masivos y colocando en jaque a la economía mundial, Naciones Unidas atribuyó la creciente tendencia de las zoonosis a la degradación de la naturaleza. A través del Programa para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Instituto Internacional de Investigación Ganadera (ILRI), el organismo internacional destacó como algunas de las causas principales a las diversas explotaciones sobre los animales, la intensificación de la frontera agrícola, las industrias de los combustibles fósiles y el cambio climático.

“Para prevenir futuros brotes, los países deben conservar los hábitat naturales, promover la agricultura sustentable, fortalecer los estándares de seguridad alimenticia, monitorear y regular los mercados alimenticios, invertir en tecnología para identificar potenciales riesgos y detener el intercambio ilegal de vida silvestre”, dijo el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.

Un pangolín vivo mira desde la jaula de aves de corral donde los traficantes ilegales de vida silvestre lo habían encerrado, mientras un agente de la policía de Indonesia observa. Foto de Paul Hilton / Wildlife Conservation Society

Alrededor del 70% de las infecciones emergentes en humanos proviene de animales, sobre todo salvajes. Otro coronavirus como el SARS-COV, que brotó en la provincia de Cantón entre 2002– 2003, saltó del murciélago a la civeta de palmeras –un felino que se come como una delicia en el sur del país– hasta convertirse en una epidemia que mató a 774 personas de las 8.098 infectadas. Además, esa lista incluye otras casos como el Ébola, el MERS, el HIV/Sida y el Virus del Nilo Occidental.

“La ciencia dice claramente que si seguimos explotando la vida silvestre y destruyendo nuestros ecosistemas, entonces podremos esperar un flujo continuo de estas enfermedades saltando de los animales a los humanos en los años que vienen”, aseguró Inger Andersen, director del PNUMA durante una rueda de prensa.

Pero además de los riesgos que implica el consumo de animales salvajes, que derivó en el brote del nuevo coronavirus en China, también debe tenerse en cuenta que el ganado que se produce a nivel industrial puede causar enfermedades, como la gripe aviar y la gripe porcina que se transmitieron a los humanos y causaron mortalidad masiva. El estrés a los que son sometidos muchas veces y los bajos estándares de bienestar son riesgos infecciosos muy altos.

Un cerdo encerrado en pésimas condiciones en una granja de la zona rural del Estado de Tlaxcala, México.

El informe, titulado «Previniendo la próxima pandemia: las enfermedades zoonóticas y cómo romper la cadena de transmisión», también hace visible la necesidad de que tanto el sector público como el privado realicen una mayor inversión en investigación de enfermedades zoonóticas para prevenir la cuarentena global que hemos experimentado.

“La gente contempla la pandemia de influenza de 1918-1919 y piensa que esos brotes suceden una vez en un siglo”, sostuvo Maarten Kapelle, líder de asesoriamiento científico de UNEP. “Pero eso ya no es así. Si no restauramos el equilibrio entre el mundo natural y el humano, estos brotes serán cada vez más prevalentes”.

De acuerdo a las estadísticas de la ONU, cada año mueren alrededor de 2 millones de personas por enfermedades zoonóticas desatendidas, principalmente en países de bajos y medianos ingresos. Sin embargo, las consecuencias de una pandemia como la del nuevo coronavirus son mucho peores. En siete meses, ha matado ya a más de medio millón de personas y contagiado a más de 11 millones en todo el mundo.

El caso de África

Frente a esta crisis, el informe destaca el caso de África. Este continente alberga gran parte de las selvas tropicales que quedan sin alterar en el planeta, pero también registra el mayor crecimiento demográfico del mundo, lo que da lugar a un incremento del contacto entre personas y animales silvestres. En el pasado, estas características han derivado en una serie de epidemias zoonóticas como el Ébola, pero que ahora sus países han brindado respuestas rápidas para contener los brotes.

Un investigador del Instituto Internacional de Investigación Ganadera recolecta muestras de las ovejas en Horro, Etiopía. Foto de ILRI/Barbara Wieland

En este sentido, el director del Instituto de Investigación Ganadera, Jimmy Smith, considera que los países africanos “están demostrando maneras proactivas de gestionar los brotes de enfermedades, por ejemplo, con enfoques basados en los riesgos y no en las reglas”. De acuerdo al investigador, estos enfoques han probado ser más adecuados para los escenarios con pocos recursos.