Murió de cáncer Ana Zabaloy, la maestra rural que fue fumigada y símbolo de la lucha contra los agrotóxicos

“Las docentes rurales somos testigos directos del costo humano de este sistema basado en transgénicos y venenos”, dijo alguna vez Ana Zabaloy, la maestra que a los 58 años murió de cáncer en San Antonio de Areco y que dejó un legado por su lucha contra el uso de pesticidas sobre escuelas rurales.  

Ana fue directora con grado a cargo en la Escuela N° 11 José Manuel Estrada, ubicada a 20 kilómetros del centro de la ciudad. Desde 2014, cuando su enfermedad fue diagnosticada por la continua exposición a los agrotóxicos que utilizan en las zonas de producción lindantes, luchó por las escuelas rurales del país que son fumigadas y se convirtió en referente de la Red de Docentes por la Vida, en la que se agrupan maestras y maestros rurales de diferentes localidades bonaerenses que padecen los efectos de la agroindustria.

Zabaloy ya había sufrido trastornos a causa de las fumigaciones, entre ellas una parestesia facial y un severo problema de insuficiencia respiratoria.

Ella vivió en carne propia las consecuencias luego de que una mañana la escuela en la que trabajaba fuese rociada con el Herbicida 2.4D, el cual produjo intoxicaciones entre los chicos y que ella tenga la cara dormida durante semanas y secuelas permanentes en su sistema respiratorio. Pero lejos de amedrentarse y como una manera de registrar esa terrible experiencia, les propuso a sus alumnos que expresen mediante dibujos lo que habían vivido aquel día.

“Los dibujos terminarían circulado en forma de denuncia, desde la mirada de los chicos. Fue una forma más de guardar el registro de esto”, contó Ana, por entonces.

Tiempo después, esos trabajos pasarían a integrar parte de una exposición en el Hospital Garrahan (donde han muerto chicos que llegan por intoxicación con estos venenos, como José Carlos Rivero), y también de la muestra “El Costo Humano de los Agrotóxicos”, del fotógrafo Pablo Piovano en el Palais de Glace.

“Yo creo que el dueño de la semilla, que domina el alimento, domina todo. Ahora Bayer te enferma y también te vende los remedios que te curan de las enfermedades que la misma empresa provoca. Es un circo muy bien armado”, explicó.

De acuerdo a la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, en los pueblos rurales una de cada tres personas muere de cáncer, mientras que en el resto del país es una cada cinco. Es decir, en las regiones agrarias, hay entre un 40 y 50 por ciento más de fallecimientos a causa de esta enfermedad. Además, los campamentos sanitarios liderados por Damián Verzeñassi, doctor y docente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), sostienen que en todos los pueblos rurales estudiados hubo un incremento muy importante de la enfermedad que coincide con la llegada del modelo de producción con transgénicos dependientes del glifosato.

 “No solo el veneno mata, sino también la indiferencia social”.

Ana, que también era psicopedagoga, siempre fue muy crítica de la poca acción al respecto de los gobernantes, especialmente de las autoridades de la provincia de Buenos Aires por su falta de regulación sobre las fumigaciones. En su momento, su situación y la del resto de las escuelas rurales la dio a conocer a través de una carta abierta.

«Somos muchas las docentes rurales que padecemos esta misma realidad, las fumigaciones nos atravesaron la vida y en muchos casos se llevaron por delante nuestra salud. Nadie nos los contó, no lo leímos en ningún diario, nos pasó, lo vivimos, como una cotidianidad inevitable. Somos testigos obligados del costo humano del actual sistema productivo. Vimos a nuestros alumnos sufrir los efectos de las fumigaciones en la salud, así como si la Constitución Nacional y los derechos del niño ni la mismísima ley de educación nacional no fueron aplicables a los niños de las zonas rurales ni a sus familias, todos rociados con venenos por aire y tierra», fueron sus palabras con las que encabezó la lucha contra las fumigaciones a escuelas rurales.

Fuentes:

– Perfil

– Foro Ambiental