La deforestación de la Amazonia en Brasil nunca para (y siempre crece)

El último informe de Imazon muestra un nuevo aumento sideral de la pérdida de bosques en el sector brasilero de la selva más importe del mundo. 

Tras los últimos incendios que han paralizado los ojos del mundo, la situación de la Amazonia de Brasil no ha mejorado. Según datos satelitales analizados por el Instituto del Hombre y Medio Ambiente (Imazon), una ONG que funciona en el estado de Pará, el sector brasilero de la mayor selva del planeta registró un crecimiento del 80% de la deforestación durante septiembre, en comparación con el mismo mes del año anterior.

En ese mes, la Amazonia perdió 802 km2 frente a los 444 km2 anteriores. Así lo registró el Sistema de Alerta de Desmatamiento (SAD), abastecido por imágenes de los satélites Landsat y Sentinel. El informe tiene en cuenta las zonas «desmatadas», es decir, aquellas donde la flora y los bosques fueron totalmente eliminados. El estado más afectado fue Pará, en el extremo este amazónico, que representó el 53% del área perdida, seguido por Rondonia (13%), Amazonas, Acre (cada uno con el 11%) y Mato Grosso (10%).

Uno de los acontecimientos que marcó la agenda ambiental del mundo fueron los enormes incendios que arrasaron los bosques amazónicos de Brasil, y también en Bolivia. El incremento de estos fenómenos en 2019 fue detectado también por el estatal Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales, cuyo director fue destituido por el presidente Jair Bolsonaro. También fue ese órgano quien aseguró que en la Amazonía se deforestan un promedio de 18 canchas de fútbol por hora.   

Al hablar ante las autoridades de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en setiembre pasado, el mandatario ultraderechista negó que las quemas hayan tenido una expansión considerable y atribuyó los datos a una campaña sucia por parte de las organizaciones ambientalistas y la comunidad internacional, especialmente de Francia, así como a una operación de la prensa.

A lo largo de 2019 los informes de Imazon indicaron una «tendencia» de aumento de la deforestación, ya que en agosto el incremento fue del 63%, frente al mismo mes de 2018. Uno de los meses pico se percibió en julio, con 1286 kilómetros cuadrados de vegetación extinguida, lo que representó un salto del 66% interanual.

Brasil es el hogar de más de la mitad de la biodiversidad del planeta y la protección de la Amazonia resulta esencial para la lucha contra el cambio climático. Y, pese a que su degradación va en aumento desde hace tiempo, sobre todo entre el período 2012–2018, la situación se ha agravado frente a la retórica anti–ambientalista del Bolsonaro y el desmantelamiento de los programas de protección de los bosques tropicales que impulsó en favor del avance de la frontera agroindustrial y proyectos mineros, así como también el destrato hacia las comunidades locales.

Los recortes presupuestarios y la interferencia federal que ha ido firmando el mandatario han hecho que sea aún más fácil explotar la selva tropical. La agencia de cumplimiento ambiental de Brasil ha tenido una baja presupuestaria de 23 millones de dólares, y los datos oficiales del Observatorio del Clima muestran que los controles han disminuido notoriamente en los últimos meses. Además, el llamado Fondo Amazonia, el mecanismo de cooperación global que más recursos ha aportado para detener la deforestación y reducir los gases de efecto invernadero de la selva, perdió a su principal donante: Noruega.

Fuentes: 

– Foro Ambiental

– Imazon

– EFE