El glifosato y sus productos derivados afectan a casi la mitad de los campos de Europa

La Unión Europea (UE) ya ha decidido renovar por cinco años más la licencia que autoriza el uso de glifosato. Sin embargo, los estudios que alertan sobre sus consecuencias ambientales no cesan. Una nueva investigación del Centro Común de Investigación (JRC, por sus siglas en inglés), reveló que el herbicida y sus derivados se encuentran en el 45% de los suelos.

 

Los investigadores resaltaron que las concentraciones máximas rondaron los 2 mg por kilo y destacaron la gran presencia de restos de AMPA (Ácido aminometilfosfónico), uno de sus principales productos de degradación del glifosato. De acuerdo al informe final, esto pone en riesgo a diferentes organismos del suelo como lombrices, bacterias beneficiosas y hongos, y debilita las defensas naturales de las plantas haciéndolas más susceptibles a las enfermedades (patógenos).

El estudio del JRC, que fue publicado en Science of the Total Environment, contó con la participación de la Universidad Holandesa de Wageningen y los Laboratorios Rilkit, e incluyó 317 muestras de campos agrícolas de once estados miembros de la UE.

Al igual que un reciente monitoreo ambiental realizado por investigadores del Conicet en Argentina, este trabajo también comprobó que las moléculas glifosato no son degradables, como históricamente aseguró la industria agroquímica, sino que se acumulan en la tierra a pesar del paso del tiempo.

Otro aspecto que detectó la JRC, que tomó las muestras sobre diferentes tipos de suelos, condiciones climáticas y sistemas de cultivo, es que en los países del sur de Europa, especialmente en Portugal, existe una mayor concentración de glifosato en los suelos.

Renovaciones polémicas

La última votación para renovar el uso del glifosato ha estado cargada de tensiones, presiones y polémicas. En total 19 países se posicionaron a favor (algunos cambiando de opinión a último momento, como Alemania), 9 en contra y uno solo se abstuvo (justamente, Portugal). Pero no ha sido la única decisión polémica de los últimos años.

La licencia original para la comercialización de la sustancia en la Unión Europea expiró en 2012, pero desde ahí, y como no hubo consenso por parte de los estados miembro, la Comisión Europea en su momento concedido dos veces, una extensión temporal de la misma. Fue justo durante 2015, el año de la segunda prórroga, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que el glifosato es «probablemente cancerígeno para humanos», lo que generó todo un sismo en el interior de los estados miembro.

La disputa en torno al herbicida se renovó en septiembre pasado, cuando tanto el periódico británico ‘The Guardian’ como el periódico italiano ‘La Stampa’, revelaron que el informe presentado por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) tenía un centenar de páginas copiadas de un documento presentado por Monsanto en 2012, para pedir el permiso de comercialización del producto en la UE.

“No podemos elegir la cantidad de exposición al glifosato a que estamos sujetos, por lo que es necesario una acción reguladora. Está en más del 45% de los suelos europeos, en el agua, en el pan, en la cerveza… Si hacemos análisis a la orina de todos los presentes y a los restantes europeos, encontraremos glifosato en casi todos.”, advirtió el director de Greenpeace UE, Jorgo Riss.

Fuente: Foro Ambiental