Glifosato, un problema incómodo para las autoridades europeas

Antes de diciembre, los miembros del Parlamento Europeo (PE) deberán decidir si renuevan o no la licencia que habilita el uso del glifosato por diez años más, razón por la cual la polémica alrededor de este herbicida se encuentra más abierta que nunca.

 

Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) –con apoyo de ONG’s, instituciones y agrupaciones de DDHH– desde 2015 sostiene que el glifosato representa un riesgo para la salud, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA) hoy aseguran que cuentan con evidencias científicas necesarias para desconocer esa postura.

Por este motivo, el toxicólogo alemán Peter Clausing presentó el informe “Glifosato y cáncer: Las autoridades violan sistemáticamente las regulaciones”, donde acusa a los organismos de control de la Unión Europea (UE) de manipular datos y omitir el progresivo aumento de casos de tumores en animales.

“En Europa el cáncer se ha duplicado y triplicado en las últimas décadas, dependiendo del tipo de tumor. Me preocupa que el uso excesivo del glifosato haya contribuido a ello y que siga contribuyendo si no se toman medidas”, manifestó el especialista.

El trabajo, publicado por GLOBAL2000 (Amigos de la Tierra, Austria), sostiene que el glifosato debería haber sido clasificado como un cancerígeno según los estándares europeos actuales. La legislación de la UE sobre pesticidas considera carcinogénica a una sustancia cuando dos estudios independientes realizados sobre animales demuestran que produce un aumento en la incidencia de tumores.

“La prueba de que el glifosato produce cancer es tan aplastante que debería ser prohibido. Al menos siete de doce estudios a largo plazo han hallado que el glifosato produjo un aumento en la incidencia de tumores”, afirmó Clausing.

De acuerdo al informe del especialista, el otro organismo que se cuenta bajo la mira es el Instituto Federal Alemán para la Evaluación de Riesgos (BfR), cuyos estudios inciden directamente en la decisiones de la EFSA y la ECHA.

“Inicialmente el BfR no reconoció varios casos en los que la incidencia de tumores era significativa, al no aplicar correctamente los tests estadísticos estipulados por la OCDE y la ECHA. En lugar de esto, el BfR utilizó las pruebas estadísticas aplicadas por la misma industria química y se apoyó en dos estudios que no concluían que el glifosato provocase algún linfoma maligno”, indicó Clausing.

En esa misma línea se pronunció el profesor Cristopher Portier. El antiguo director asociado del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental (NIEHS) de EE.UU reveló que, tras acceder a estudios confidenciales que Monsanto entregó a las autoridades de la Unión Europea, descubrió ocho estudios sobre casos de cánceres comprobados que fueron tapados por la BfR, la EFSA y la ECHA.

“Han realizado una selección sesgada de los estudios utilizados para la evaluación del glifosato”, sostuvo Portier, que también dirigió Programa Nacional de Toxicología (NTP) en Estados Unidos y la Agencia para Sustancias Tóxicas y Registros de Enfermedades (ATSDS).

Clausing, por último apuntó que una mayor claridad en los procesos de aprobación de los pesticidas “es necesaria pero no suficiente”, ya que “la transparencia sin consecuencias cuando las cosas salen mal, es inútil”.

Fuente: Foro Ambiental