En Escocia, le cierran las puertas al fracking

El Gobierno autónomo de Escocia anunció hoy que extenderá de forma «indefinida» la moratoria que prohíbe el «fracking» en la región británica, ante las peticiones en contra de permitir esa práctica que ha recibido de los ciudadanos.

 

«La decisión significa que el ‘fracking’ no tiene lugar y seguirá sin tener lugar en Escocia», sostuvo el Ministro de Energía, Paul Wheelhouse, en el Parlamento de Holyrood (Edimburgo).

Tras 6 años de intensa lucha por parte de comunidades locales y de organizaciones ecologistas, Escocia se sumará a la creciente lista de países y regiones que ya han prohibido esta práctica extractiva dentro sus fronteras.

“Estamos presionando al Gobierno Escocés para que adopte un posicionamiento más comprometido, y apruebe de una vez por todas una ley que prohíba el fracking para siempre. Esto garantizaría la protección de todas las comunidades amenazadas por la industria, a la vez que enviaría un claro mensaje: no necesitamos nuevos combustibles fósiles”, afirmó Mary Church, portavoz de Amigos de la Tierra Escocia, una de las organizaciones principales en esta lucha.

El debate alrededor del tema no ha pasado para nada desapercibido en la sociedad escocesa. Un claro ejemplo fueron las más de 60.000 respuestas a la consulta del gobierno escocés sobre esta técnica, en la que el 99% de la población pidió su prohibición. Además, existió otro mensaje contundente. La participación ciudadana en la consulta, fue la mayor que se ha registrado en la historia de Escocia.

Entre los motivos de los escoceses para rechazar el fracking están los efectos negativos que estos proyectos podrían tener sobre las comunidades, la salud, el medio ambiente y el clima. Además, entre las respuestas se expresa escepticismo acerca de la posibilidad de mitigar estos impactos con regulaciones, y se duda de la contribución económica que pueda suponer para el país.

El fracking es una técnica para la extracción de gas y petróleo del subsuelo que consiste en la perforación de un pozo, entubado y cementado, a más de 2500 metros de profundidad, en el cual se inyecta agua a alta presión para fracturar la roca y llegar así a la sección deseada de la formación contenedora del hidrocarburo.

Este tipo de proyectos genera un alto impacto medioambiental a partir de la contaminación de acuíferos y el elevado consumo de agua para su desarrollo. Además, puede afectar la atmósfera por la migración de los gases y productos químicos utilizados hacia la superficie, y contribuir con los incrementos de sismos y desplazamientos de placas geológicas, la mayoría asociados con la inyección profunda de fluidos.

Reino Unido es uno de los países de Europa con mayor desarrollo de fracking, aunque tanto en Gales como ahora en Escocia la técnica está prohibida. El gobierno de Inglaterra, no obstante, ha promovido la exploración de zonas susceptibles de ser explotadas mediante este método. En agosto, ya se comenzó a extraer gas en las inmediaciones de Blackpool, en el norte del país.

De esta manera, el anuncio del Gobierno Escocés, que cuenta en principio con el respaldo de todos los grupos parlamentarios menos el Partido Conservador, permitirá abrir un espacio de debate en el Parlamento para dialogar y votar sobre la tan esperada decisión. En esta votación, que tendrá lugar próximamente, se espera que el Partido Laborista, los Verdes y los Demócratas Liberales se opongan abiertamente al fracking, y que muestren su apoyo a esta decisión.

Fuente: Foro Ambiental