Entre 2000-2017, la deforestación arrasó casi 30 millones de hectáreas de bosque en la Amazonía
La Amazonía, una de las regiones naturales más amplias y con mayor biodiversidad del mundo, ha mostrado otra vez las consecuencias de la deforestación. Un nuevo estudio, impulsado por la Fundación Ecociencia, filial ecuatoriana de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg), reveló que por culpa de la tala la selva perdió 29,5 millones de hectáreas de su bosque nativo durante los últimos 17 años.
El análisis abarca a los países que forman parte de la cuenca amazónica (Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Guyana y Surinam) y se levó a cabo por medio de MapBiomas, una herramienta impulsada por universidades y organizaciones ambientalistas de América Latina que permite vigilar y reconocer cambios sobre el uso del suelo en toda la cuenca amazónica y seguir las amenazas sobre sus bosques.
“Este es un importante avance hacia el objetivo de construir y fomentar una visión integral de la Amazonía considerando aspectos políticos de una región compartida entre ocho países”, aseguró Beto Ricardo, coordinador de la Raisg.
De acuerdo a los datos, la pérdida de arboles entre los años 2000 y 2017 coincide con un crecimiento del 41por ciento de la agricultura y ganadería en la región amazónica. Además, se estima que en las áreas andinas, donde tiene origen la cuenca amazónica, se ha constatado una reducción del 14,8 por ciento de los glaciares de las altas montañas que custodian la región.
El estudio también incluyó otros aspectos socioambientales de gran importancia “como la presencia de cerca de 400 pueblos indígenas, cuencas hidrográficas compartidas, conectividad entre unidades de conservación y presiones y amenazas que pesan sobre el bosque tropical más grande del planeta”, agregó Ricardo.
El motor que impulsa la deforestación en la Amazonia es la explotación de su inmensa riqueza. Encabezando la desaparición de la masa forestal encontramos la conversión del terreno en plantaciones agrícolas o en zonas de pastoreo, la construcción de carreteras, la extracción maderera, las actividades mineras o la especulación agraria. Todas ellas, en muchas ocasiones, realizadas de manera ilegal o -cuando menos- irregular.
La primera víctima de la desaparición de la masa forestal en la Amazonía es la biodiversidad. Al lento proceso de extinción de especies por la desaparición de su hábitat y la acumulación de animales en parcelas cada vez más pequeñas, se sumó la reducción de su tasa de reproducción e intensificación de la lucha por los alimentos.
Desde los años 90, los protagonistas de la deforestación han sido la expansión de terrenos para la cría de ganado y para plantaciones de soja y aceite de palma.
Para Carmen Josse, directora científica de Fundación EcoCiencia, “el estudio permitirá tener una mejor comprensión de los tiempos y áreas de recuperación de bosque”, así como un “balance hídrico a nivel de las cuencas hidrográficas, puesto que en esta ocasión también estamos mapeando muchas otras coberturas naturales del terreno”.
Fuentes:
– EFE
Foro Ambiental