El yaguareté vuelve a Corrientes, donde se había extinto a mitades del siglo XX

Ambientalistas y autoridades provinciales y nacionales liberarán dos machos y tres hembras. Se trata de un hecho histórico pese a la dramática situación que vive el felino en el país, donde solo quedan 250 ejemplares.

 

Tras haber desaparecido70 años a causa de la caza furtiva y la destrucción de su hábitat, el yaguareté vuelve a Corrientes. En el Día Internacional de esta especie, que se conmemora todos los 29 de noviembre, la Fundación The Conservation Land Trust (CLT) Argentina inició el proceso de liberación de cinco ejemplares del emblemático felino en los Esteros del Iberá, en un largo trabajo de casi una década que la organización viene impulsando junto al gobierno provincial y autoridades nacionales.

Liderada por Kristine McDivitt Tompkins, la embajadora de Áreas Protegidas de la ONU viuda del destacado filántropo estadounidense Douglas Tompkins, esta iniciativa de CLT se enmarca dentro de su proyecto de reintroducción multiespecie en el país, que es el más grande de toda América Latina, y a través de la metodología rewilding, que consiste en recuperar las especies extintas para restaurar su rol ecológico en el ambiente, aumentar las poblaciones de aquellas que se encuentran en bajo número y fomentar el turismo sostenible.

“La reinserción del yaguareté en los Esteros es imprescindible para garantizar un ecosistema saludable. La restauración del rol ecológico de este predador tope permitirá recomponer la riqueza y diversidad del entorno y asegurará la continuidad genética en todo el país”, dice Sofía Heinonen, directora ejecutiva de CLT Argentina y presidenta de la Fundación Flora y Fauna.

El yaguareté es el felino más grande de América y el tercero a nivel mundial.

Se trata de la tercera fase del denominado Proyecto de Reintroducción del Yaguareté, que consistió en la liberación de Jatobazinho, Juruna, Mariua, Mbarete y Arami, los dos machos y tres hembras que conforman el núcleo fundacional de la especie que dará origen a la primera población autosustentable en los Esteros del Iberá tras más de medio siglo de extinción en Corrientes.

“El Yaguareté es el emblema y símbolo de vigor de nuestra provincia. Es el tesoro de nuestro corazón Iberá. Poder tenerlo en libertad es un paso gigante en materia de preservación y conservación en todo el mundo”, destacó el gobernador de Corrientes, Gustavo Adolfo Valdés.

Un proceso que durará un año

La libertad de los yaguaretés no se concretará de la tarde a la mañana. Será de forma progresiva durante un año. Heinonen, que es está a cargo de Rewilding CLT Argentina, explica que «no se puede hablar de fechas específicas para la liberación ya que primero hay que asegurar que se toleren machos y hembras para su reproducción y posterior liberación. De hecho, queremos liberar a las hermbras ya preñadas. Entonces es un poco indefinido. Lo importante es que por primera vez las condiciones ya están listas para que suceda».

Hoy, todos los yaguaretés con los que se están trabajando, poseen habilidades de caza y viven en corrales de 1,5 hectáreas, sin contacto directo con humanos. Esta habilidad es fruto de un extenso proceso de trabajo de CLT y el Gobierno que culminó en 2015 con la construcción del Centro de Reintroducción del Yaguareté en la isla de San Alonso, Parque Nacional Iberá, donde hoy se encuentran alojados los ejemplares fundacionales.

Todos son monitoreados con cámaras de videovigilancia operadas en forma remota desde un centro de control ubicado a 4km de distancia, y el ingreso de las presas vivas se realiza por dispositivos especiales para que los yaguaretés no perciban el momento de ingreso. Todo eso permite conservar sus instintos naturales antes de la liberación, sin la influencia e impresión de los seres humanos. Además, portan collares con un transmisor VHF y un GPS con conexión satelital para conocer la ubicación exacta del animal.

El primer paso de esta fase de liberación será el traslado de cada animal a un gran corral de 30 hectáreas en el que llevarán una vida de semi-libertad en convivencia con sus presas: carpinchos, yacarés, mulitas, ciervos de los pantanos y otras especies depredadoras. Más adelante, las puertas del corral serán abiertas y los yaguaretés serán liberados en un vasto territorio de cientos de miles de hectáreas sin población humana ni actividades productivas tradicionales como la ganadería. Jatobazinho será, durante una primera instancia, el único macho libre y se espera su rápida reproducción con las hembras Juruna y Mariua.

La historia de los cinco yaguaretés

Juruna y Mariua son hermanos yaguareté de origen silvestre, procedentes de Brasil que perdieron a su madre en las manos de cazadores furtivos. En un acto colaborativo, Brasil decidió donarlos a la Argentina para evitar la extinción de la especie en nuestro país. En Iberá, su comportamiento como depredador tope fue perfeccionado y evaluado a través de presas vivas, en su mayoría carpinchos.

Lo mismo ocurrió con Jatobazinho, un macho de origen silvestre que apareció en septiembre por el norte de Corumbá, Brasil, con signos de deshidratación y desnutrición. Tras su recuperación en manos de la organización Onçafari, el ejemplar fue trasladado a la Argentina para incorporarse al plantel de yaguaretés en Iberá. En cambio, Arami y Mbarete («Cielito» y «Fuerza», en guaraní) son los primero yaguaretés nacidos en el Centro de Reintroducción a partir de ejemplares cautivos provenientes de Argentina y Paraguay.

Una especie en alerta máxima

En la actualidad, la situación de yaguareté, considerado “el rey de la selva americana”, es dramática. A pesar de los programas de conservación y leyes de protección, la Argentina es el país donde la distribución del felino ha experimentado la «retracción más extrema» en los últimos 200 años y quedó recluido a una superficie equivalente al 5% de su hábitat original.

La zona más afectada es la del Gran Chaco Argentino. En esta ecorregión conformada por zonas de las provincias de Chaco, Salta, Formosa y Santiago del Estero «quedan menos de 20» ejemplares, de acuerdo a los estudios impulsados por Greenpeace. Agustín Paviolo, investigador adjunto del Instituto de Biología Subtropical (IBS, Conicet– UnaM), explica que solo existen tres hábitats en los que se encuentran yaguaretés viviendo en condiciones naturales: las yungas salteñas, la selva misionera y el bosque chaqueño.

A lo largo de los años, la caza ha sido el principal culpable de esta realidad del yaguareté. Las razones por las cuales los matan son tres: hay pobladores que lo hacen por una cuestión cultural o de tradición y “deporte”, hay quienes lo cazan con la idea de resguardar su ganado y hay casos en los que la captura se da por el “temor” que provoca o por miedo a que mate animales domésticos. También la destrucción de sus espacios naturales por culpa de los negocios inmobiliarios y el avance de la frontera agrícola.

Fuentes:

– Foro Ambiental

– La Nación

– Télam