El Riachuelo se ahoga en su contaminación
“Estoy indignada. Me voy. Esta audiencia es una mentira. En once años, no mejoró en nada la calidad de vida de la gente que vive en el Riachuelo. Es más, diría que empeoró, porque la contaminación industrial se incrementó y no se controla”. Tras la quinta audiencia pública por el saneamiento de la Cuenca Matanza– Riachuelo, llevada a cabo en julio pasado, así se sintió Beatriz Mendoza, la vecina que hace 11 años le dio el nombre al fallo de la Corte Suprema de Justicia que ordenó a los gobiernos nacional, provincial y de la Ciudad llevar adelante obras para sanear el Riachuelo.
El fallo Mendoza se convirtió en un hito en el derecho ambiental: por primera vez la Justicia apuntaba a los responsables no de la contaminación sino de las pésimas condiciones de vida de los habitantes de la cuenca y mandaba a los gobiernos a tomar acciones concretas para cambiar esa realidad. Pero, a once años de ese fallo histórico los cambios no llegaron, según denuncian Mendoza y muchos de los vecinos que esta mañana participaron de la audiencia pública.
El contrapunto es evidente entre los funcionarios que presentan las obras y avances como hitos en la historia del sanitarismo argentino y los vecinos y representantes de las organizaciones sociales que hablaban desde el hartazgo para decir que los cambios no se veían. Incluso hubo un vecino que se quebró y terminó su presentación entre lágrimas.
«Ayer llovió y el agua está al borde de nuestra casa. Nos seguimos inundando porque las obras en el arroyo Santa Catalina no se hacen. Los basurales, dicen que los sacaron pero cuando venía para acá veía basura cada 50 metros. Basta de mandarnos chapas y colchones cuando nos inundamos. Necesitamos que no nos abandonen«, dice Ramón Acosta, un vecino que forma parte del foro hídrico de Lomas de Zamora.
Natalia Noga, su esposa, suscribe y profundiza sobre la falta de respuestas que afrontan los vecinos que viven sobre la cuenca. «Hace poco vinieron a mi casa a hacer un censo con vecinos, pero las preguntas eran muy básicas. No se interesaron en la salud. No preguntaron cuántos casos de cáncer hubo en las familias, son muchos».
Símbolo mundial de la contaminación
El Riachuelo no sólo es la cuenca más afectada del país, sino que también es un triste símbolo de la contaminación ambiental a nivel mundial. Las causas de su situación actual son tres: la descarga de materia orgánica de los vecinos que no tienen cloacas, los vuelcos ilegales o sin tratar que hacen muchas de las 16.000 industrias radicadas a lo largo de la cuenca y la basura que tiran el río o en los basurales que hay en los márgenes.
“Cuando la Corte se pronunció, me llené de esperanzas. Pero ahora veo que la gente vive igual o peor”, dice Mendoza.
Según las organizaciones vecinales y ambientales (Greenpeace, FARN, Asociación Vecinos de la Boca, Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos y CELS) que forman el Cuerpo Colegiado, creado para monitorear el cumplimiento de la recomposición del Riachuelo, la ACUMAR tiene “serios problemas para controlar la contaminación industrial y la permanencia de basurales a cielo abierto”.
En concreto, ACUMAR no ha cumplido con los plazos del plan de traslado de los habitantes de la cuenca más comprometidos, falta de cloacas y agua potable, siguen habiendo basurales clandestinos a cielo abierto, las industrias aún vierten desechos industriales sin tratar y las villas de emergencias a la vera del río y propagación de enfermedades son una constante. A esto se suma la cuestión histórica: el Riachuelo empezó a ser contaminado desde comienzos del siglo XIX, cuando se instalaron mataderos, saladeros y curtiembres a la altura de Lanús y Avellaneda.
La voz de las autoridades
«El fallo Mendoza lleva 11 años y cuando se plantea así, la gente internaliza que no se hizo nada. Y no es cierto. Eso es una prueba de que esta es una política de Estado y que los proyectos son a largo plazo», argumenta Lucas Figueras, presidente de la ACUMAR, el ente tripartito que integran Nación, provincia y ciudad de Buenos Aires y que fue creado por el máximo tribunal de justicia para limpiar el Riachuelo.
Figueras asumió hace casi ocho meses, después de la renuncia de la directora anterior, que recibió fuertes cuestionamientos por los pocos avances que hace dos años fueron estimados por el cuerpo colegiado de organizaciones que creó la Corte Suprema para monitorear las obras. “Sólo se avanzó en el 20% del plan”, se dijo entonces. El año pasado, las críticas fueron a que los informes presentados por ACUMAR eran inconsistentes y no les permitían evaluar los avances, que a juzgar por la opinión de los vecinos no les estaban cambiando la calidad de vida a la gente.
«No podemos hablar de plazos. Todas las políticas públicas que se hicieron hasta ahora con el Riachuelo fracasaron. Esta es la primera vez que se está trabajando en serio. La obra del colector del margen izquierdo y la construcción del emisario van a permitir para 2021 o 2022 reducir un 50% el problema de contaminación de la cuenca. Y esa obra tiene un 50% de avance», asegura Figueras. Es decir, que hasta ahora, el avance rondaría el 25%, número que no es enunciado oficialmente por los funcionarios.
El director de ACUMAR apunta que «sólo el 5 % de la contaminación del Riachuelo y su cuenca proviene de las industrias. Y en ese sentido se están haciendo obras que serán de gran importancia, como la planta de tratamiento de efluentes conjunta en Lanús y otras». Además, según él, «el 95% de la contaminación del río tiene que ver con vertidos cloacales y a eso hay que sumarle el problema de los residuos sólidos urbanos»
La situación está cada vez peor, dicen los vecinos y las ong’s
Cuando distintos funcionarios planearon números similares en la audiencia pública, hubo indignación entre los vecinos presentes. Uno de los funcionarios contó que se habían cerrado los dos macrobasurales que quedaban en la cuenca: los de Marcos Paz y el de Cañuelas. Pero, en algunos casos, todavía subsisten los microbasurales en las márgenes, dijo y mostró fotos de cómo se habían hecho limpieza de los terrenos en la zona y a los tres días estaba otra vez lleno de montañas de basura.
«Siempre se responsabiliza al vecino, pero yo me pregunto qué haría cualquier vecino si saca la basura y no se la pasan a recolectar. ¿Dónde la lleva? En mi barrio, el camión recolector pasa tres veces por semana, cuando en el centro pasa todos los días. Lo mismo se dice de las cloacas. Se están haciendo obras de plantas de tratamientos. Pero la conexión domiciliaria va a quedar a cargo de los vecinos. Prometen créditos y subsidios, pero piensen que muchos somos vecinos que no podemos pagar una tarifa social, si van a esperar solucionar la contaminación cloacal con obras que paguen los vecinos, estamos hechos», dice Sergio González, vecino de Lanús que participó como orador.
Figueras, en cambio, busca ponerle paños fríos a la situación. «Nosotros vamos a tener en cuenta las posibilidades de cada vecino, y se prevén subsidios para quienes no puedan pagar. En dos años ya se conectaron más de mil hogares con subsidios del 100% a la red», dice. Un número que contrasta contra los casi 2,2 millones de habitantes de la cuenca que no tienen cloacas.
“Estamos cansados de escuchar siempre los mismos argumentos”.
Un funcionario proyectó los números y los plazos de conexión a las 15 plantas de tratamiento de desechos cloacales: once están en servicio, dos proyectadas, una en obra y una planificada. Un vecino le contestó que era una utopía. Una de las plantas en funcionamiento, la de Lanús, conectará a las cloacas a unos 90.000 vecinos. Hoy, sólo 7000 vecinos están conectados. «Y 4000 de ellos son vecinos porteños, no del partido», denunció González.
Horacio Corti, defensor general del Ministerio Público de la Ciudad, también se manifiesta en se sentido. «Estamos cansados de escuchar siempre los mismos argumentos. En cada audiencia se habla de lo mismo. Se habla de obras, como si el objetivo del saneamiento del Riachuelo fuera descontaminar un río. Lo que el fallo de la Corte ordenó es un abordaje integral. El problema no es un río, no es el agua, es la sociedad que vive en un territorio».
Para Fernando Fimognare, de la Defensoría del Pueblo porteña, ACUMAR sigue haciendo diagnósticos técnicos sin entender el verdadero problema. “A otras audiencias veníamos preocupados, ahora venimos angustiados. Porque vemos que no hay una decisión política de sanear el Riachuelo. La gestión de Acumar oscila entre subejecución y desfinanciamiento. En este informe que nos presentan no tenemos datos, no se puede realizar un control. No sabemos si se tira más plomo o benceno. La Corte produjo un diseño institucional de cómo sanear el Riachuelo. Hoy ese diseño no existe”.
Fimognare, en sentido, destaca la presencia del Cuerpo Colegiado que se formó por ambientalistas y vecinos para controlar el cumplimiento de las obras. Sin embargo, dice que hoy la Defensoría del Pueblo de la Nación (encargada de presidirlo) no tiene un titular, por lo que no hay quién lidere esa defensa. Ese cargo sustancial está vacante desde el 2009. “Y la Corte no hace nada. Sólo manda una vez al año un pedido al Congreso para que se designe un defensor”.
La Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) es una de las organizaciones que lo conforman el cuerpo colegiado y son responsables de monitorear el Plan Integral de Saneamiento Ambiental (Pisa) que surgió a partir del fallo de la Corte. «No entiendo para qué es esta audiencia. ¿Para qué venimos? ¿Para escucharlos actualizar el estado del Pisa? Nosotros venimos a repetir lo mismo que en las audiencias anteriores. Porque muy poco ha cambiado, no se está avanzando», aseguró Santiago Cane, representante de la ONG.
Además de los múltiples incumplimientos, desde FARN critican el sistema que se dispuso para limpiar el Riachuelo. “La ACUMAR coordina la política pública de limpieza del Riachuelo. ¿Quién la define? Los gobiernos, que son los condenados en el fallo de la Corte, a mejorar la calidad de vida de los habitantes. Esa política no se ve».
La última audiencia pública, que se realizó en el Centro Metropolitano de Diseño de la Ciudad de Buenos Aires, por el saneamiento de la cuenca tuvo momentos de mucha tensión. “Usted va a terminar procesado por inacción, porque no hace nada por la contaminación del aire y del agua”, le dijo al director de ACUMAR en su presentación Raúl Estrada Oyuela, de la Asociación de Vecinos de La Boca, que también es parte del Cuerpo Colegiado.
Mendoza habla de la utilización política que ha tenido el problema. “Le pusieron mi nombre a uno de los caños de la obra del margen izquierdo del Riachuelo. Soy el emisario Beatriz Mendoza, cosa que me indignó. Soy el nombre de un fallo histórico. Cuando la Corte se pronunció, me llené de esperanzas. Pero ahora veo que la gente vive igual o peor. Y la Corte no hace nada. No exige el cumplimiento del fallo. La ACUMAR y todos los funcionarios juegan a la obsolescencia, a decir que están haciendo mucho pero que no se ve. El problema es que la contaminación es un ente abstracto. Y sus consecuencias no se ven, hasta que llega una inundación como la de La Plata y se cobra muchas vidas. Es lamentable”.
Fuente:
– La Nación
– Foro Ambiental