El otro impacto del coronavirus: el crecimiento del uso de productos descartables y plásticos amenaza a los océanos
La utilización de mascarillas y guantes, hoy protecciones centrales del personal sanitario que trabaja en la primera línea para contener la pandemia y de la ciudadanía para evitar contagios, han derivado en un aumento de los residuos de corta utilidad. Además, la mayor demanda de servicios de delivery que operan con envoltorios desechables y de elementos plásticos en comercios habilitados o taxis para garantizar el distanciamiento social ponen en alerta al medio ambiente.
Por Manuel Casado.
La llegada del coronavirus SARS-CoV-2 alteró el ritmo del planeta y la salud de las personas de una manera inédita. Los esfuerzos internacionales hoy están abocados a terminar con esta pandemia y cómo se hará para subsanar una economía en crisis. Sin embargo, qué pasa con la cuestión ambiental. La demanda de insumos médicos y las medidas de confinamiento social para contrarrestar el brote ha derivado en un efecto colateral: el aumento de productos descartables y plásticos.
Pese a que las cuarentenas mundiales, además de ser medidas centrales contra la pandemia, han logrado que las industrias contaminen menos y proporcionado temporalmente un respiro para la capa de ozono y una mejora en la calidad del aire y agua, los especialistas coinciden con que existe un incremento preocupante en la producción y consumo de materiales plásticos, ya sea tanto en el uso hospitalario como en el doméstico y, estiman, que probablemente podría ir en aumento a medida que avancen las salidas de los ciudadanos.
Tapa bocas, guantes y máscaras protectoras han sido algunos de los principales elementos que el servicio hospitalario y la sociedad tienen para enfrentar al virus.
Dentro del material sanitario, indispensable para hacer frente a la pandemia, tanto las mascarillas filtrantes FFP (Filtering Face Piece, por sus siglas en inglés) como las quirúrgicas llevan plásticos, ya sea en el filtro o en la composición, como es el polipropileno, además de los guantes de látex o demás elementos de protección que se, por cuestión de higiene, se tiran casi inmediatamente.
“Incluso las que se han hecho para salir del paso, que son textiles, no dejan de ser plásticos, como el poliéster”, explica Ethel Eljarrat, investigadora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC). “Si llegan al medio ambiente, algo que ya se ve por todas partes, se degradan en microplásticos y causan daño en los seres vivos”.
En un informe reciente, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) afirma que si solo el 1% de las mascarillas se desechara de forma incorrecta y dispersara por la naturaleza, hasta 10 millones de mascarillas al mes contaminarán el medio ambiente. “Teniendo en cuenta que el peso de cada mascarilla es de unos 4 gramos, esto resultaría en la dispersión de más de 40 mil kilogramos de plástico en la naturaleza”.
También aquellos comercios habilitados o transportes han tenido que implementar medidas de distanciamiento social que conllevan el uso de barreras o cobertores plásticos. Los especialistas, por otra parte, agregan el impacto de los residuos que genera el servicio de delivery, cuya demanda se ha disparado con las cuarentenas. “No es sorprendente que el consumo de plásticos de un solo uso haya aumentado drásticamente desde el comienzo de la pandemia: mientras que las personas soportan el confinamiento, la comida para llevar y la entrega a domicilio se han disparado”, dice Nicholas Mallos, director del programa Océanos Libres de Basura de la asociación Ocean Conservancy.
En Reino Unido, la organización City to Sea encontró que el 36% de los británicos se sienten empujados a usar más plástico de un solo uso en este momento. Sin embargo, la investigación también reveló que el 70% no ha cambiado sus sentimientos sobre la contaminación del plástico, a pesar del COVID-19. La preocupación por la cantidad de plástico en los océanos sigue siendo generalizada, y todos los participantes confirmaron que su nivel de preocupación ha cambiado poco o nada.
«Aunque la seguridad pública debe seguir siendo nuestra prioridad, no tiene por qué ser a costa de nuestro planeta. Nuestra encuesta muestra que un tercio de los consumidores se sienten presionados a usar – no a elegir – el plástico de un solo uso y creemos que nuestros gobiernos deberían estar abogando y financiando una recuperación más sostenible», explica la galardonada autora y fundadora de City to Sea, Natalie Fee.
Eljarrat agrega que la mejor solución pasa por el desarrollo de materiales menos contaminantes. “Siempre decimos que la solución es desarrollar polímeros alternativos que sean más biodegradables. Con una emergencia como esta no vas a dejar de usar plásticos por proteger el medio ambiente. El problema es que no hemos hecho los deberes a tiempo. Si a día de hoy tuviéramos estos materiales alternativos, el aumento de uso no conllevaría un riesgo”.
A través de varias fotografías y vídeos publicados en sus redes sociales, la organización sin ánimo de lucro francesa Opération Mer Propre (Operación mar limpio, en español) ha denunciado cómo van apareciendo tanto mascarillas como guantes en el fondo del mar Mediterráneo, concretamente en la Costa Azul. También el activista Gary Stokes, representante de Oceans Asia, ha mostrado la recolección que hizo de decenas de barbijos durante un recorrido en una playa de las islas deshabitadas de Soko en Hong Kong, así como el buzo y fotógrafo submarino Sergio Hanquet hizo lo mismo en el sur de Tenerife.
«Los plásticos tienen un importante papel que desempeñar en esta pandemia, protegiendo a los que trabajan en primera línea en forma de guantes, mascarillas y otros equipos médicos», informan desde Ocean Conservancy. «Pero es preocupante que algunos miembros de la industria del plástico estén aprovechando un clima de miedo e incertidumbre para suspender activamente o hacer retroceder las medidas ambientales duramente ganadas para reducir la contaminación del plástico».
La mitad del plástico que se produjo desde mitades del siglo XX, momento histórico en el que entró en auge e irrumpieron con fuerza en la vida cotidiana, corresponde tan solo a los últimos 13 años. Según el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), publicado en 2019, su aumento (y falta de reciclaje) es uno de los mayores inconvenientes para el bienestar del planeta y desalienta, principalmente, aquellos que son de un solo uso. En la actualidad, se generan 300 millones de toneladas (40 kilos por persona) de residuos plásticos cada año.