Viaje a los pueblos fumigados. El nuevo documental de Pino Solanas ovacionado en Berlín

Pino Solanas, llegó al a la capital alemana para mostrar las consecuencias de la agricultura industrial en las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, Salta, Chaco y Misiones.

 

El cineasta y senador argentino Fernando “Pino” Solanas exhibirá en la sección Berlinale Special del 68° Festival Internacional de Cine de Berlín, su esperado documental Viaje a los pueblos fumigados, un ensayo cinematográfico que denuncia el flagelo de los agrotóxicos en las localidades rurales de la Argentina.

“La película es un viaje por siete provincias argentinas con una fuerte actividad agrícola, recabando testimonios y aportando mi propia voz sobre las consecuencias que tiene el modelo agrícola en la alimentación y la salud de la gente. Es como un Frankenstein que nadie quiere mostrar”, sostuvo Solanas, quien de este modo regresa a la Berlinale tras 14 años, cuando fue distinguido con el Oso de Oro Honorífico a la trayectoria.

Solanas, que estuvo a cargo de la presentación de su película, advirtió en diálogo con la agencia de noticias Télam: “En la Argentina se producen alimentos con veneno. Todo cultivo agrícola utiliza agrotóxicos venenosos y muy peligrosos, porque enferman con capacidad de matar a los consumidores. Son tan tóxicos que la mayor parte de estos agroquímicos produce malformaciones hereditarias”.

Según el cineasta, este viaje de investigación sobre las secuelas sociales y ambientales que provoca el modelo agrícola transgénico “revela hasta qué punto la Argentina, que fue considerada uno de los graneros del mundo y generaba sus productos en suelos y pasturas naturales, produce granos, carnes y alimentos con agrotóxicos y sustancias químicas”, en contraposición con la agroecología, que demuestra que es posible cultivar alimentos libres de pesticidas.

“La mayor rentabilidad del agro se está haciendo a costa de la deforestación, el monocultivo, la destrucción del suelo, inundaciones y éxodos rurales. La contaminación que produce el glifosato y las fumigaciones multiplican los casos de cáncer y malformaciones”, agregó Solanas, cuyo film incluye historias y testimonios de pobladores, chacareros e investigadores.

El cineasta y político consideró “muy estimulante” haber sido invitado a la sección Berlinale Special del certamen alemán. “Vengo haciendo un trabajo en solitario, filmando una suerte de saga sobre la crisis de la Argentina contemporánea. Este es el octavo film de esa saga en la que figuran otras películas como Memorias del saqueo y La dignidad de los nadies”, dijo.

Filmada en las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, Salta, Chaco y Misiones, Viaje a los pueblos fumigados recorre, como La hora de los hornos y aquellas otras películas, “el género ensayístico del documental”, porque, tal como lo define Solanas, “se trata de ensayos de fusión donde empleo muchos géneros, con lenguaje cinematográfico, testimonios y mi propia reflexión”.

“Es un cine de fusión de géneros, no es un film donde el relator explica o expone el tema; son los protagonistas quienes descubren sus conflictos y problemas. El relato está dividido en diez capítulos y su forma es la de un viaje hacia las regiones que producen soja, cereales, hortalizas y frutas. Los protagonistas son especialistas, vecinos, productores, técnicos, maestros y agricultores”, agregó Solanas, quien tras pasar por Berlín viajará a Italia para proyectar el film en la Cineteca de Bologna.

El cineasta, que trabajó con una sucesión de travellings (en auto, avión, helicóptero o a pie) y mantuvo la unidad visual del film con ópticas gran angulares, denunció: “Algunas cosas de lo que comemos son directamente veneno; esto no lo digo yo, sino ingenieros agrónomos, médicos, investigadores del Conicet, especialistas en la cadena alimentaria y víctimas de los agrotóxicos. La película reúne el testimonio de todas estas personas”.

“¿Quién financia todo esto?, ¿quién promociona todos estos herbicidas y agrotóxicos?”, se preguntó el realizador. Y respondió:

“Son las mismas corporaciones que los producen y la población está indefensa, porque la fumigación no permanece en el lugar como si tiraras plomadas al suelo. Las moléculas de la fumigación se desplazan y pueden andar kilómetros. Pero estos son estudios ninguneados y silenciados”.

El director de la recordada “El exilio de Gardel” aseguró: “Existe más del 62 por ciento de concentración de tóxicos en las verduras que comemos, según una investigación del Senasa. Se detectó Endosulfán, Atracina, DDT, y muchos otros pesticidas y fungicidas absolutamente prohibidos en el mundo. Una ensalada tiene de 10 a 20 pesticidas o fungicidas. Sin embargo, no hay control ninguno sobre esto. La población está desarmada y desinformada”.

Frente a semejante panorama, y siendo el presidente de la Comisión de Ambiente Sustentable del Senado, Solanas sintió que “era una obligación desarrollar este tema; todo esto se debe a la búsqueda de renta y de ganancias de las corporaciones. Y mientras tanto, sólo el año pasado, se usaron más de 300 millones de litros de glifosato en la Argentina”, sentenció finalmente.

Fuente: elciudadanoweb.com / Foro Ambiental