¿Cuál es el rol de la Amazonia en la estabilidad del planeta?
La Amazonia, víctima de cientos de focos de incendios, ejerce un papel esencial en la estabilidad del planeta. Esto significa que su destrucción, aunque parcial, tiene consecuencias para la temperatura y la biodiversidad. La razón se debe a que resguarda un cuarto de todas las especies a nivel mundial, tiene una de las mayores reservas de agua dulce y es fundamental para la absorción de emisiones de dióxido de carbono.
La cuenca amazónica alberga la mayor selva tropical del mundo, cubriendo más de cinco millones de kilómetros cuadrados. Más de la mitad de la superficie se encuentra en Brasil, y se extiende también sobre Bolivia, Colombia, Ecuador, Guayana francesa, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. Sin embargo, alrededor de un 20% desapareció durante el último medio siglo.

Los incendios en la Amazonia ponen en jaque al Acuerdo de París. Se estima que la pérdida del follaje de los bosques tropicales representa casi el 10% de las emisiones mundiales de carbono. Los árboles no solo absorben dióxido de carbono de la atmósfera, sino que también atrapan ese carbono, por lo que ayudan a frenar el calentamiento global.
Un estudio de 2018 del Global Forest Watch mostró que si la pérdida de la cubierta de los árboles tropicales continuaba a este ritmo, sería casi imposible mantener el calentamiento por debajo de los 2°C. «Los incendios en la Amazonía brasileña representan un desafío para el objetivo climático que nos hemos fijado», dice Doug Boucher, asesor científico de la Iniciativa de Bosques Tropicales y Clima de la Unión de Científicos Preocupados.
En 2017, de los aproximadamente 160.000 km2 de bosque tropical perdido, el 35% se encontraba en la Amazonia y más de una cuarta parte en Brasil. Según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (IMPE), en este país se arrasaron 2.254 kilómetros cuadrados de bosque tropical en julio de 2019. Es decir, un 278% superior a la del mismo periodo del año anterior. Aquí, la deforestación alcanza las 19 hectáreas por hora.
“Las selvas tropicales del mundo se encuentran en estado de emergencia”, declaró Frances Seymour, del World Resources Institute. “La salud del planeta está en juego. Con cada hectárea perdida, nos acercamos a escenarios aterradores del galopante cambio climático”.
“La Amazonía es un ecosistema muy crítico en el clima global”, informó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil. Y es que esta selva “controla el ciclo hidrológico, la lluvia sobre la propia Amazonía y el sur de Brasil, y almacena una gran cantidad de carbono”. De hecho, los beneficios no se limitan a Brasil. Incluso hay quienes lo consideran el mayor regulador del clima de toda Sudamérica e incluso del mundo.
“La humedad de la Amazonía contribuye a la lluvia invernal en partes de la cuenca del Plata, especialmente en el sur de Paraguay, sur de Brasil, Uruguay y el centro este de Argentina“, escribieron los investigadores Thomas E. Lovejoy y Carlos Nobre en la revista científica Science Advances.
Un estudio publicado en 2010 por la Universidad de Tecnología Delft, en Holanda, afirma incluso que la cuenca del Río de la Plata depende de la selva amazónica para el 70% de sus recursos hídricos. A tareas como proveer de humedad atmosférica y precipitaciones, enfriar la tierra y evitar su erosión, se suman las de purificación del agua y recarga de aguas subterráneas. No en vano, la Amazonía es la cuenca fluvial más grande del mundo y contiene entre el 15 y 20% del agua dulce del mundo.
En lo que va del año, unos 150.000 incendios devastaron ya la Amazonía brasileña este año. Aunque es menos que el pico de 2016, entre 2002 y 2010, hubo cinco años en los cuales el número de incendios en agosto superó los 200.000. A esto se suma que los investigadores advierten que lo peor este año tal vez aún no pasó ya que “la temporada de incendios alcanza generalmente su apogeo en septiembre”.
“Parece que un gran número de incendios en la Amazonía se produce en tierras que ya fueron deforestados”, apuntó esta semana Mikaela Weisse y Sarah Ruiz de Global Forest Watch, con sede en Washington DC. Cada vez que se desmaleza una selva, se sacan los troncos pero el resto de la vegetación se quema en el lugar durante la temporada seca, que dura de julio a noviembre. En las tierras agrícolas, o de pastoreo, la vegetación y las malas hierbas también se acumulan, esperando la llegada de la sequía. Esto es lo que está ardiendo en este momento, explican los expertos.
Las selvas del mundo, y en particular las de los trópicos, absorben entre el 25% y el 30% de dióxido de carbono (CO2) que la humanidad libera a la atmósfera (los océanos absorben un 20% más). Sin estas “aspiradoras” de emisiones contaminantes, la temperatura en la superficie de la Tierra sería mucho más elevada y el riesgo de un calentamiento global rápido, superior. Además, cuando la selva se quema (generalmente para permitir cultivar soja, palma, o para la cría de ganado) una parte del carbono que contiene se libera súbitamente a la atmósfera y acelera el calentamiento del planeta.
Además de captar y almacenar el carbono, las selvas influyen en la velocidad del viento, los regímenes de lluvias y la composición química de la atmósfera. La Amazonía alberga un número impresionante de especies: 40.000 plantas diferentes, 3.000 peces de agua dulce, casi 1.300 pájaros, 370 reptiles. Es uno de los últimos refugios del rey de la selva de América Latina, el jaguar, pero también de los delfines rosas, amenazados de extinción. Y en 20 años, se descubrieron 2.200 nuevas especies de plantas y de vertebrados.
“En la Amazonia habita el 40% de la selva tropical restante en el mundo, el 25% de su biodiversidad terrestre y más especies de peces que cualquier otro sistema fluvial”, afirma el Banco Mundial. Tal es la biodiversidad en este ecosistema que, según una investigación del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), allí se descubre una nueva especie cada tres días, en promedio. “A pesar de cubrir solo alrededor del 1% de la superficie del planeta, la Amazonía alberga el 10% de todas las especies de vida silvestre que conocemos“, informó la organización conservacionista, con énfasis en el “conocemos”.
Fuentes:
- Foro Ambiental
- BBC