Autos eléctricos: ¿”llenar el tanque” en casa o en la estación de servicio?
Tarde o temprano el mundo deberá abandonar los autos diesel y a nafta. En reemplazo, los mejor posicionados son los coches híbridos y los eléctricos que, se estima, representarán el 54% del mercado en 2040. ¿Cómo se van a adaptar las estaciones de servicio? Pros y contras de un escenario futuro.
Según un informe publicado el año pasado por un grupo de investigación de Bloomberg New Energy Finance, el precio de los vehículos eléctricos está bajando más rápido de lo esperado. Esto se debe a que las baterías son cada vez más baratas y a políticas energéticas que promueven los automóviles de emisiones cero, en potencias como China y Europa.
Los resultados coinciden con las predicciones de varios especialistas en la materia: entre el 2025 y el 2030 el costo de los autos eléctricos se volverá competitivo en comparación al valor de los vehículos a combustión interna. De ser así, se prevé que las calles se pueblen de estos rodados considerados “amigables con el medioambiente”.
Tesla y Volkswagen, gracias a este escenario, planean producir más de un millón de autos eléctricos en los próximos siete años. Volvo, a su vez, ya anunció que eliminará gradualmente el motor tradicional de combustión y que todos sus nuevos modelos a partir del año que viene serán híbridos o funcionarán exclusivamente con batería.
En el caso de la Argentina, se espera que el parlamento discuta durante este año un proyecto de Ley de vehículos eléctricos que ya presentó Juan Carlos Villalonga, diputado nacional del oficialismo y también uno de los promotores de la Ley 27.424 de Generación Distribuida mediante Energías Renovables.
Ahora bien, no todo es favorable para el mercado de los coches eléctricos. Un estudio del Instituto Sueco de Investigaciones Ambientales, afirma que aunque los autos eléctricos son presentados como una opción real para disminuir la contaminación del aire, pero –al igual que ocurre con los aerogeneradores o los paneles solares– la forma en la que son fabricados paradójicamente resulta un riesgo para el medio ambiente.
Las nuevas políticas para mitigar el cambio climático apuntan a un uso mayor de la energía eléctrica en reemplazo de los combustibles fósiles, pero los equipos que generan electricidad a partir de fuentes renovables y los equipamientos eléctricos requieren de abundantes recursos minerales como tierras raras, cobre, cobalto o litio. De esta manera, el crecimiento de la demanda implica que las reservas se vean cada vez más explotadas y degradadas, acrecentando los riesgos de salud de las poblaciones cercanas a las minas y de sus trabajadores, usualmente precarizados.
Otro aspecto no menor, es qué sucedería con las estaciones de servicio si los propios conductores pudieran recargar sus vehículos en casa. Carlos Gold, presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (CECHA), cuenta que si bien hoy día éste no es un tema que ocupe la agenda central de los estacioneros, sí está prendiendo algunas luces de alerta.
“El principal análisis pasa por lo económico”, apunta el dirigente y analiza: “¿qué pasará cuando sea regulada la Generación Distribuida (mediante energías renovables) y sean los propios hogares los que puedan asistir a los autos eléctricos? En ese caso habría una migración en ventas (de surtidores) que sería difícil de recuperar”.
La Ley de Generación Distribuida N° 27.424 está a punto de ser reglamentada por el Poder Ejecutivo, tras su sanción a fines de noviembre del año pasado. Esto permitirá que los usuarios de todo el país puedan volcar energía renovable a la red eléctrica a escala domiciliaria.
Pero tal interacción no supone la mera inyección de energía limpia a la red. Un usuario también podrá producir energía, cargar su vehículo, utilizarlo y luego vender el sobrante en determinados horarios del día donde la energía es más cara. Esto supone un consumo racional del usuario. Pero para ello habrá que esperar a que los costos de los autos eléctricos caigan.
Gold, de todas formas, asegura que desde CECHA no se quedarán con los brazos cruzados: “Si es que el escenario se comienza a preparar más rápidamente de lo que está previsto, nosotros no podemos perder terreno”.
La apuesta de los estacioneros tiene que ver, justamente, con una debilidad de los autos eléctricos frente a los de combustión interna: la demora en las cargas de las baterías. “La principal ventaja que tendrá una estación de servicio va a ser la rapidez con la cual se va a poder abastecer eléctricamente un auto”, compara Gold en relación a lo que podría ser la recarga doméstica.
Según él, este mismo cambio de paradigma que propone el modelo hará que las propias estaciones de servicio puedan surtir a sus clientes con energía ‘gratis’ a partir de fuentes renovables. “Si las propias estaciones se transforman en generadoras de energía, puede ser un salto de calidad muy importante en la matriz energética”, afirma.
Para Bloomberg New Energy, los autos híbridos y totalmente eléctricos conformarán el 54 por ciento de las nuevas ventas de vehículos comerciales ligeros en todo el mundo para 2040, por lo que superarían a las ventas de modelos con motor de combustión.
Esta proyección está respaldada por la caída en el precio de las baterías eficientes de ion-litio. Desde 2010, el costo promedio de baterías de iones de litio ha bajado en dos tercios, hasta alcanzar los 300 dólares por kWh. El informe de Bloomberg considera que bajará hasta 73 dólares para 2030.
La Agencia Internacional de Energía, asimismo, ha estimado que los vehículos eléctricos tendrían que representar, al menos, el 40 por ciento de las ventas de vehículos de pasajeros en 2040 para que se cumplan los objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo de París: que el mundo no aumente más de 2°C su temperatura hacia fines de siglo, con respecto a niveles preindustriales.
Fuente: Foro Ambiental