Argentina registró más de 13 mil focos de incendios en una semana

El dato se desprende de un estudio del INTA. Las provincias con mayores índices fueron Formosa, Chacho, Córdoba, Santa Fe y Santiago del Estero. ¿El número de focos define la cantidad de hectáreas afectadas?

La actividad humana –ya sea de manera intencional o por imprudencia– y la enorme sequía ante la prolongada falta de lluvias han llevado a la Argentina a concentrar diversos incendios, de distintas magnitudes y alcances, en casi todo su territorio. Según un informe presentado por el Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA Castelar, el país tuvo 13.300 focos entre el 25 de septiembre y el 2 de octubre del 2020.

La provincia con la mayor cantidad –y por larga distancia– resultó ser Formosa, que registró 5597 focos. Luego, fue seguida por Chaco (2448), Córdoba (1311), Santa Fe (747) y Santiago del Estero (719). «Existe una gran amplitud térmica entre el sur, con frío, y el norte del país, con calor y sequía. Las muy altas temperaturas, en algunos casos superiores a los 40 grados, se transformaron en un cóctel perfecto para el desastre por el que se está atravesando”, alertó Pablo Mercuri, director del CIRN. Además, sostuvo que los actuales incendios superaron a los registrados en 2018 y 2019, y ya se equiparan a los de 2008.

Fuente: CIRN del INTA Castelar

Los focos, sin embargo, no siempre representan con exactitud la cantidad de hectáreas afectadas ni de pérdidas de recursos naturales, números que en muchas provincias aún restan ser analizados y demandan tiempo. Por ejemplo, en Córdoba –quizás el caso más resonante junto al de los incendios en el Delta del Paraná– ya se quemaron más de 65 mil hectáreas, informó el Ministerio de Ambiente de la Nación. Estas cifras marcan que esta provincia se enfrenta a una de las peores temporadas de incendios desde 2013, que tuvo el récord de superficie quemada (106.206 hectáreas) pese a haber tenido la mitad de focos que en los incendios de 2003, cuando se perjudicaron 102.992 hectáreas.

“Lo que ocurre con los incendios es sorprendente y lo vemos en una magnitud grande. En Córdoba, Chaco, Formosa y San Luis se multiplicaron los focos de calor detectados por satélite. Es un desastre ambiental que se extiende a todo el Gran Chaco, incluso en Paraguay. Hay sequía en dichas áreas desde hace un año”, agregó Mercuri.

Un joven de la Rincón, Santa Fe, observa el avance del fuego sobre el humedal (Foto: Mauricio Centurión)

En Formosa, el gobierno provincial aseguró en su territorio se está produciendo “el 42% de los incendios a nivel nacional” y reportó que “ya se perdió el 20% del total de las vacas de la provincia”. En el Chaco, por su parte, las quemas habrían alcanzado entre 85.000 y 100.000 hectáreas en los últimos días, mientras que funcionarios de Medio Ambiente de la San Luis (donde los incendios rondan los 500 focos, como en Salta y Corrientes, según el período analizado por el CIRN) aseguraron que las llamas cubrieron 70 mil hectáreas en el último mes.

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Además de la cantidad, la capacidad de daño que pueden alcanzar los focos de incendios depende del territorio, la intensidad con la que se desarrollan las actividades rurales y las condiciones climáticas. A principios del siglo XX, el 71,4% de su superficie del territorio de Córdoba estaba ocupado por bosques nativos. Hoy, según al COTBN, queda alrededor del 3%. Esta pérdida ha generado como consecuencia un cambio en el régimen normal de temperaturas y humedad de los suelos.

Algo similar ocurre en las provincias del NOA, la zona con mayor deforestación del país. Los árboles maduros son reguladores climáticos. Anta la falta de estos, se producen prolongados períodos de sequía y deja un territorio inflamable. Muchas provincias han sufrido este proceso, donde se produce una transición de territorios de arbustales a pastizales, que son mucho más propensos a arder. Es decir, una chispa alcanza para causar un desastre ecológico.

En cuanto a las causas, los especialistas destacan las mismas palabras claves: la actividad humana. De acuerdo a Juan Argañaraz, referente del Instituto Gulich (Universidad Nacional de Córdoba y Conae), “la mayoría de los incendios tiene un origen antrópico: la actividad humana es el principal desencadenante de estos eventos. Desde quemas para renovar la pastura, encendido de materiales para reducir el volumen de los desechos en basurales a cielo abierto, hasta la provocación para desmontar y justificar posteriormente el cambio del uso del suelo con el fin de habilitar la urbanización de zonas naturales”.

Laura Bellis, bióloga y también parte de las filas del Instituto Gulich, por su parte, explica en condiciones naturales “tenemos que pensar en los incendios como en la lluvia, como una parte natural de los ecosistemas”. Sin embargo, la especialista sentencia que “pese a que los incendios son moderadores del paisaje, por la intervención humana se los ve con una mirada negativa; porque cuando ocurren son sumamente perjudiciales”.