¿Cuánto contaminan nuestros celulares?
El cálculo del impacto ambiental de un smartphone debe tener en cuenta todo el ciclo de vida. Por supuesto, la fase de mayor producción de gases de efecto invernadero es la inicial, en la que se extraen las materias primas necesarias para la fabricación, pero luego, se deben analizar también el transporte, el consumo de energía y la eliminación.
La edición estadounidense de Wired calculó el número de kilómetros recorridos por los diversos componentes del iPhone antes de ser ensamblados: el total supera los 800.000. Las piezas que componen el iPhone son, de hecho, producidas por decenas de diferentes empresas que operan fundamentalmente en China, Japón y Taiwán.
Por ejemplo, el botón de ‘Inicio’ de un iPhone comienza su viaje en China, pasa por Taiwán y Shanghai, se junta con el ID Touch, que procede de la ‘lejana’ Europa, y con otras partes que llegan de Japón, China y Taiwán.
Viaja a Japón para la soldadura láser y vuelve a China para el montaje final, antes de ser enviado al cliente. En total, solo el botón de Inicio recorre al menos 20.000 Km. Más o menos lo mismo sucede con otros componentes y otros modelos de teléfonos inteligentes.
El consumo de las ‘app’
Una vez fabricado y entregado, es el momento de usar el teléfono. El desarrollo de los sistemas operativos hizo posible la ejecución de programas y aplicaciones muy potentes, pero también muy ávidos de energía. El desgaste de la batería, a menudo, es el mayor problema de la vida de un móvil.
Por ese motivo, el fabricante de antivirus AVG llevó a cabo una investigación para descubrir cuáles son las aplicaciones que consumen más batería, más memoria y más datos con respecto a Android. En el primer lugar se encuentra Facebook, seguido por Google Play, Instagram, Snapchat, Amazon, Spotify, Netflix y Whatsapp.
Por otro lado, las universidades de Helsinki y Berkeley decidieron analizar el rendimiento de iOS (Apple) y las app más necesitadas de energía serían las de web-radio, los reproductores de películas, las de vídeo-llamadas y los juegos en 3D. La conexión de todos los teléfonos móviles del mundo supone ya el 2% de la emisión global de gases de efecto invernadero.
“Cada correo electrónico genera 4 gramos de CO2 y el envío de 65 emails equivale a recorrer un kilómetro en automóvil”, asegura la consultora FTI Consulting.
La Comisión Europea calcula que los inmensos centros de servidores necesarios por el aumento exponencial del tráfico de datos consumen el 35% de la energía de todo el sector de las telecomunicaciones. Y que entre el 35% y el 40% de la factura de la luz de los centros de datos se debe a los procesos de refrigeración de los locales que albergan los servidores.
Gigantes como Google, Facebook, Apple o Microsoft ya han empezado a invertir miles de millones para reducir la huella de CO2 de sus centros de datos. Apple, en particular, asegura producir y contratar energía renovable para el 93% de sus oficinas, tiendas y centros de datos en el mundo.
La basura tecnológica
Terminado su servicio, el móvil acaba en el vertedero. Según datos de Naciones Unidas, se estima que cada año se generan 50 millones de toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos en todo el mundo, lo que la convierte en la basura que más rápido crece en la actualidad, entre un 16% y un 28% cada cinco años.
“Con un tratamiento adecuado, se podría reutilizar entre el 70% y el 90% de los residuos electrónicos que generamos”, apunta Thibaud de Larauze, CEO de Back Market, el primer mercado de productos reacondicionados en España.
Una de las consecuencias más graves del incremento de estos desperdicios es la difusión de elementos tóxicos como bromo, cadmio, fósforo o mercurio, que si no se tratan adecuadamente pueden provocar serios daños al medioambiente y a la salud de las personas.
Según Apple España, “las actuales técnicas de reciclaje, como el triturado, solo consiguen recuperar unos pocos tipos de materiales y suelen degradar su calidad. Así que inventamos Liam, una línea de robots con capacidad para desmontar rápidamente el iPhone 6, separar los componentes de valor y reducir la extracción de más recursos de las minas”. Cupertino asegura haber recuperado en 2015 hasta 27.839 toneladas de material.
Sin embargo, lo cierto es que la mayoría de los aparatos electrónicos que se convierten en desechos podrían seguir utilizándose. “Como usuarios deberíamos preguntarnos si realmente necesitamos comprar un teléfono móvil nuevo cuando podríamos seguir utilizando el que tenemos”, concluye el CEO de Back Market.
Fuente: La Vanguardia (28.12.16)