Agroprimavera: donde un mundo más limpio y un plato sin veneno, son posibles
Este emprendimiento, impulsado por una pareja de jóvenes en la provincia de Buenos Aires, desde hace tres años promueve la venta de verduras y hortalizas libres de agrotóxicos.
Las historias de nuestros abuelos estaban colmadas de chicos trepados a los árboles comiendo frutas de sus patios. Higos, moras, naranjas, ciruelas, los zapallos para hacer dulce que venían del fondo de la casa y hasta las verduras para la sopa eran parte de las anécdotas más escuchadas.
El pan era amasado o se iba a comprar con bolsas de tela, al igual que todas las demás cosas que provenían de almacenes familiares. Las décadas pasaron y nos resulta inconcebible vivir sin bolsas plásticas que descartamos de manera inconsciente sin entender el estrago que provocamos en el medioambiente.
De la misma manera fueron avanzando los cambios en el campo: tanto en su forma de vida como de producción. Todo se fue adaptando a las reglas del mercado. Lo que se paga más, vale más y lo que rinde mejor es lo que se va a cultivar. Atrás quedó el tradicional consejo de la rotación de los cultivos para proteger los nutrientes del suelo y evitar su infertilidad.
La “sojización” de la provincia de Buenos Aires y de todo el país marcó un antes y un después en la economía, el número de exportaciones y la utilización de los campos. Además, la resistencia de las plagas fue creando la necesidad de utilizar químicos cada vez más fuertes, conllevando un fuerte impacto en la salud de los pobladores y consumidores.
Una realidad posible
Agroprimavera es el emprendimiento de Ayelén Pulleiro y su novio, Alejandro. Desde hace 3 años y medio mantienen y ven crecer un proyecto que impacta positivamente en la salud como en las conciencias: un mundo más limpio y un plato sin veneno, es posible.
Ayelén es de Florencia Varela, tiene 33 años y recibió el primer premio en la categoría Nuevo Emprendimiento, de la Federación Económica de la provincia de Buenos Aires. A partir del uso de prácticas agroecológicas, los bolsones de verduras y hortalizas que produce en sus huertas cada vez llegan a más vecinos y comerciantes barriales de la región bonaerense. Un ejemplo más de que sí se puede vivir de la agricultura sin la necesidad de aplicar agroquímicos.
¿Cómo comenzó la inquietud de buscar la producción orgánica?
Empezamos en la provincia de Buenos Aires, en Florencio Varela. Este emprendimiento comenzó hace aproximadamente 3 años y medio. Fue un momento en el que nos metimos de lleno con la producción de verduras agroecológicas. No usamos ningún tipo de agroquímicos, ni para matar insectos, ni tampoco fertilizantes.
Hay productores que usan los fertilizantes químicos para favorecer el crecimiento del cultivo, pero lo nuestro es 100 por ciento natural. Los fertilizantes que utilizamos son de origen orgánico y lo fabricamos nosotros en la quinta.
¿Cómo se puede hacer un abono orgánico para los cultivos?
Actualmente estamos utilizando un preparado que es un fertilizante orgánico que se llama bocashi: Es a base de abono de gallina mezclado con cáscaras de arroz; a eso le agregamos azúcar, levadura, carbón, todo tipo de restos vegetales que tenemos de la producción.
Todo eso se composta durante un tiempo largo, hasta que después lo aplicamos en el cultivo, especialmente en los de frutos. Por ejemplo, lo usamos mucho para el tomate y la berenjena.
¿Cómo controlan las plagas que pueden afectar los cultivos?
La base de la agroecología es hacer una plantación diversificada, es decir, que no sea un monocultivo. A esto, hay que sumarle que utilizamos diferentes tipos de plantas aromáticas que son distribuidas en toda la parcela.
Utilizamos plantas florales, como la caléndula, los copetes de colores naranja, amarillo. Estas aromáticas tienen diferentes funciones que atraen a algunos bichos por su olor, y hay otras aromáticas que repelen a otros bichos.
El olor que emanan, hacen que ese bicho no se acerque a la producción. Por eso es muy importante llenar nuestro cultivo de diferentes aromáticas. Es lo que nos va a cuidar la planta.
¿Cómo fue ese proceso de aprendizaje e investigación?
La idea nació a través del estudio. Alejandro, mi novio es Licenciado en Ciencias Agrarias. Él empezó a entender que los agroquímicos hacen daño. Cursando la materia “Agroecología” en la Universidad empezó a aprender un poco y a enterarse de todos los detalles.
Los agroquímicos generan grandes enfermedades, entonces ¿qué hacemos? nos preguntamos. En ese momento teníamos una producción convencional. Tenemos una huerta que viene de familia de portugueses.
Somos la quinta generación y decidimos darle una vuelta de rosca totalmente diferente. Al ver que los agroquímicos generaban estos daños empezamos a investigar un poco; a estudiar en la Universidad, a buscar diferentes tipos de artículos y a hacer pruebas, antes de largar lo convencional.
Tomamos una parcela y plantamos como nos parecía. Sumamos las aromáticas y vimos que la agroecología funciona. Quienes dicen que, si no aplicas un insecticida, no vas a tener producción, cuenta un mito que no es real.
Si los rindes son buenos y aportan a la salud de la población ¿Por qué hay productores que siguen utilizando agroquímicos?
En realidad, son varios los factores que influyen. Por un lado, hay muchas personas que trabajan en el campo desde hace años y vienen haciéndolo así desde hace muchas generaciones. Nosotros somos más jóvenes y somos un poco más flexibles a investigar y a probar qué se puede hacer. Tal vez, una persona de 60 años, que toda su vida produjo de la misma manera, es difícil cambiarle y decirle que produzca de tal manera.
También influye el desconocimiento. Hay productores que no saben el daño que hacen los agroquímicos. Realmente no lo saben. Después, otro factor importante es la comercialización del producto: una verdura o una fruta agroecológica no puede competir con un cultivo convencional ¿por qué? porque a la vista, el cultivo agroecológico no es igual al convencional.
El producto con agroquímicos es “más lindo a la vista”. Está brilloso, es grande, no tiene picaduras. En cambio, el cultivo agroecológico tiene una picadura, entonces tal vez el consumidor piensa: “Ojo que ese cultivo no fue fumigado”. Entonces, por estas cuestiones es que en la misma góndola es difícil que compita si el público no entiende de qué se trata la agroecología.
Los productores que apostamos a esta alternativa no vamos al mercado central; comercializamos en barrios donde hay espacios exclusivamente orgánicos; por lo que no todos quieren sumarse a esta forma de cultivar.
Entonces, ¿es posible un cambio de paradigma?
Realmente creo que sí. Es posible este cambio de paradigma y se está dando. Estimo que va a tardar un poquito más en llegar, pero inevitablemente va a ser como lo estamos proponiendo hoy en día. El que no lo haga se va a quedar afuera porque el público no va a elegir ese producto.
Entonces van a tener que plantearse: o produzco de esta manera saludable, o no voy a tener público donde elijan mi producto.
Fuente: eldiaonline.com